Cuando las personas deciden dar por terminada una relación estable y de muchos años o reciente y repleta de expectativas, la sensación de perdida y vacio es siempre inevitable, sin embargo no debemos asumir que ha sido un “ fracaso”, recordemos que los fracasos no existen y cada experiencia por dolorosa que la consideremos en un momento determinado, con el tiempo revela su verdadero aspecto como una experiencia enriquecedora.
Cuando se decide dar por terminada una relación, es el momento apropiado para reencontrarse consigo mismo, para convertirnos en nuestros mejores aliados, consejeros y amigos y redescubrirnos, recordando aquello que siempre disfrutamos como individuos y no como pareja.
Todos sabemos cuando una relación ha llegado a su punto de no retorno y por difícil que consideremos la decisión esta debe ser tomada, de manera decida y con la convicción de no dar marcha a tras, pues esto solo aumentara el dolor que estemos sintiendo, es el momento de entregar todo ese amor que sentimos a nosotros mismos, agradeciendo a la otra persona por haber compartido sus ideas, tiempo, afecto, momentos y recordando los aspectos positivos de esa relación y las razones por las cuales es indispensable dejarle ir y continuar nuestro propio camino.
Reunirse con familiares y amigos, no para desahogar el dolor, sino por el contrario para reactivar la vida social, que inevitablemente se ve un poco frenada de manera voluntaria durante una relación, realizar también actividades que distraigan la mente y tornarnos mas creativos.
Aprender a aceptarnos y querernos es el primer paso hacia relaciones sanas y enriquecedoras, que aunque no permanezcan ahí para siempre, si dejaran una larga lista de logros a nivel personal y emocional.
Cuando se decide dar por terminada una relación, es el momento apropiado para reencontrarse consigo mismo, para convertirnos en nuestros mejores aliados, consejeros y amigos y redescubrirnos, recordando aquello que siempre disfrutamos como individuos y no como pareja.
Todos sabemos cuando una relación ha llegado a su punto de no retorno y por difícil que consideremos la decisión esta debe ser tomada, de manera decida y con la convicción de no dar marcha a tras, pues esto solo aumentara el dolor que estemos sintiendo, es el momento de entregar todo ese amor que sentimos a nosotros mismos, agradeciendo a la otra persona por haber compartido sus ideas, tiempo, afecto, momentos y recordando los aspectos positivos de esa relación y las razones por las cuales es indispensable dejarle ir y continuar nuestro propio camino.
Reunirse con familiares y amigos, no para desahogar el dolor, sino por el contrario para reactivar la vida social, que inevitablemente se ve un poco frenada de manera voluntaria durante una relación, realizar también actividades que distraigan la mente y tornarnos mas creativos.
Aprender a aceptarnos y querernos es el primer paso hacia relaciones sanas y enriquecedoras, que aunque no permanezcan ahí para siempre, si dejaran una larga lista de logros a nivel personal y emocional.
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