«cogito ergo sum»,
Pienso, entonces existo.
La famosa frase del reconocido filósofo, matemático y físico francés René Descartes. A quien un día se le ocurrió pensar, como probablemente a usted también le ha pasado, si la existencia es en si un plano de la realidad, o de algún modo no existimos. Su conclusión, fue la ya conocidísima frase.
Es decir que de alguna manera, la existencia es equivalente a la medida de conciencia de la existencia propia. Si puedo pensar es porque existo, pero la manera en que puedo identificarme como un “algo real” es precisamente el pensamiento. De algún modo si no piensas, no puedes estar consciente, por ende ¿Cómo saber si realmente existes?
El “cogito ergo sum”, pasa entonces a convertirse en un criterio de lo que es real: pienso, entonces existo. Así que vivo dentro de una realidad afectada por mi propio pensamiento, como la herramienta que me hace consciente y real. No hay afirmaciones distintas que comprueben esa verdad, solo la conciencia que parte de su propia mente; la voz que le dice que usted es y existe, dentro del plano espacio-tiempo.
Un acto mental que muta en vivencias múltiples, conceptuales, generales, intelectuales y sociales; hasta lindar con el “de la manera en que pienso, así es como luzco”
El contenido filosófico de la frase, tiene una profundidad incuestionable, pero su valor psíquico es incalculable; el simple ejercicio de pensar toma una relevancia extraordinaria. Porque en cierta forma todo proceso que acontece en el ser vivo, es percibido y procesado inmediatamente en su mente, y es ese pensamiento retornando hacia el exterior en forma de imaginación, sentir, querer, reflexionar; lo que lo hace ser consciente de si mismo.
Entonces todas las vivencias tienen un atributo de conciencia, “anhelo, entonces existo” “rio, entonces existo”, “sufro, entonces existo”, “disfruto, entonces existo”.
Y el pensamiento pasa a ser el ámbito mas privilegiado de la verdad. La realidad proviene por tanto, no del objeto sino de la reflexión sobre este, de la mirada psíquica y el pensamiento que nos genera. De ese modo para usted lograr objetivos que en el plano de la “realidad” seria improbable alcanzar; debe tener en cuenta el infinito de posibilidades que le plantea el “pienso, entonces existo”. Puesto que de ese mismo modo, puede crear la realidad que usted quiera; desde un estado de conciencia que siempre ha considerado, un componente recóndito de su mente. Pero el cual es tácitamente usted mismo, un estado de conciencia tan armónico como lo pueda imaginar.