domingo, 2 de diciembre de 2012

Aprendiendo a Crecer


El tiempo pasa y a medida que las manecillas del reloj corren apresuradas; de ellas penden nuestros sueños y expectativas. El crecimiento económico laboral, social, espiritual y familiar.
Dentro de este escenario, sabemos se presentan eventualidades, factores externos que escapan a nuestro control. Por eso es importante tener planes de contingencia para la vida. Cuando las cosas parezcan ponerse de cabeza, no debemos entrar en pánico; por el contrario, antes de tomar cualquier decisión existen unos planteamientos a tener en cuanta, es decir anticiparnos a la contingencia, y no vernos atrapado en ella cuando se presente. Incluso el crecimiento personal debe darse dentro de unos límites lógicos, realizables y concienzudos. Las expectativas debes ser siempre positivas, pero a la vez realistas, por supuesto, no demasiado conservadoras. Si un hecho inédito se presenta debemos estar preparados, practicando siempre el arte de la anticipación y calcular cómo, diferentes escenarios podrían afectar nuestra vida en sociedad, incluso de forma positiva.
El primer emprendimiento que aparece en tu camino, eres tu mismo. Tu propio ser es tu empresa, del mismo modo que eres padre, pareja, hijo, amigo, ciudadano. Por tanto en cualquier proyecto que adelantes dentro de tu desempeño social; debes determinar la forma en que vas a crecer. Cómo aprovecharás las oportunidades, cual es el montante de tus objetivos, como vas a llegar a ellos; cuanto costaran en factores de dinero, tiempo e inversión de energía. Como cambiará tu vida una vez que vayas alcanzando metas, cuanto esfuerzo requerirá lograrlo. Lo primero que debes hacer es enfrentarte a ti a mismo, convertirte en aliado; reconocer tus objetivos, determinar las cifras conforme a los factores mencionados. Reflexionar las implicaciones que cada decisión tendrá en tu vida, y como esta modificará el escenario en que te mueves. Y estar siempre atento para adaptarte a continuos cambios.
Ten en cuenta que mientras más rápido crezcas y mas alto quieras llegar; más esfuerzo y constancia vas a requerir. Además de buscar en tu interior la fortaleza suficiente, para abandonar algunas cosas que aun siendo preciadas, impedirán ese avance.
Haz proyecciones respecto de cada decisión que vas tomando, cuanto de tu tiempo y energía tendrás que invertir, si realmente vale la pena y sobretodo si es consecuente con tu objetivo general.
Prepárate antes de iniciar a gastar, no solo dinero, sino también tiempo y energía, pues son estos los activos naturales con los que cuentas. Regula el gasto de estos factores, no dilapides lo que vas logrando, manteniendo siempre  una base que te permita enfrentar contingencias económicas, sociales, laborales, familiares y emocionales.
Siéntete a gusto con la exposición social que seguramente traerán tus logros, y no pierdas de vista a quienes te rodean, ellos serán aliados valiosos en tu búsqueda, si consigues ponerlos de tu lado. Si tu meta es continuar creciendo, vas a encontrarte con la necesidad de seguir agregando personas a tus proyectos, no olvides que ellos son fundamentales, no solo para tu salud económica, sino también psicológica y social. Claro está, rodéate siempre de gente que sume y no que reste. Personas entusiastas, positivas, emprendedoras, capacitadas, visionarias y emocionalmente maduras.
Premia con tu reconocimiento a quienes siempre te brindan su apoyo, consejo e impulsan tus ideas. Y sé consiente que a medida que creces, posiblemente también crezca el nivel de estrés al que has estado habituado. Desarrolla una personalidad avocada al desafío.
Escucha consejos a las personas que han desarrollado una sabiduría dentro de los diversos campos en los que te mueves, identifícalos, escúchalos, y aprende de su propia experiencia. Algunos de ellos estarán a dispuestos a brindar sus buenos oficios para tu crecimiento.
Mantente cerca de tus objetivos, y de las personas que te rodean; entérate de cuales son sus propias necesidades económicas, psicológicas, de tiempo y afecto. Evalúa cuando exigen de ti mismo y si realmente vale la pena la inversión para el logro de tus metas. Aprende a comunicarte de manera fluida y dar prioridad a lo realmente valioso, y nunca olvides: Tú, eres el primer emprendimiento de tu vida.

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