jueves, 17 de enero de 2013

Valorar a los demás


Si eres de los que nunca valora a otros, irás por el mundo creyendo que nadie te valora a ti. Sin duda lo que sale de tu boca dice quien eres.
Ver con buenos ojos a quienes te rodean es un indicador de que tan feliz, activa, y estable es tu vida. Si eres de aquellos que no critica sino que educa, no juzga, por el contrario apoya y orienta; es muy probable que vivas a gusto y tranquilo.
Lo que dices a los demás, en el mundo del subconsciente, es lo que piensas de ti mismo. Una percepción positiva del resto de las personas, indica el grado de satisfacción con nuestra propia existencia. Cuando percibes positivamente a otros, siendo feliz, optimista, sociable, estás fortaleciendo tu personalidad y creciendo emocionalmente.
Valorar a las demás personas, redunda en la obtención de información que es necesaria para nuestro desarrollo social; de algún modo es dar lo que recibes. Eres una personada bien adaptada al entorno, y te haces más atractivo a los ojos de los demás.
Vivir y dejar vivir, enseñar lo que sabes, desdeñar las exigencias y compartir los sueños de otros; es lo que nos distingue socialmente y mantiene el equilibrio de cada relación.
Tomar siempre las criticas como una enseñanza positiva, leer (y en esto soy persistente), puesto que mejora tus conexiones neuronales, te torna mas abierto y amplia tu vocabulario. Disfrutar de las bromas sean buenas o no tanto, agradecer a Dios por cada nuevo día, y por las noches de sueño. Disfrutar de los juegos, como eso, como juegos y no como batallas épicas. Ceder el puesto en la fila o dejar adelantar otro coche ¿Para que tanto afán? ¿A dónde crees que te diriges? No ocuparte tanto de tu físico ni el de otros, hasta rayar en el narcisismo y la critica. Alegrarte cuando tus familiares, pareja, amigos y compañeros obtienen un logro. No olvides que los peores sentimientos que existen son los celos y la envidia. Sentir que puedes ser tan agradable como otros, disfrutar los pasatiempos por sencillos que estos sean, hacer las cosas que deseas y dejar que los demás también lo hagan.
Confirmar siempre al otro, reconocerlo, considerarlo; tenerlo en cuenta, haciéndole entender que es importante, en una reafirmación relacional de su existencia. Escuchar sin interrumpir, dar respuestas relevantes y concretas, apuntar hacia el norte de su conversación, mostrar interés.
Valorar las cualidades de las personas, aceptar y refrendar sus pensamientos, sueños y expectativas. Mostrar afecto, no amor enfermizo y posesivo; desarrollarse en una relación de igualdad con aquellos que están a nuestro lado. Nutrir la relación con los demás, haciéndoles sentir nuestra estima hacia ellos. Socializar y enseñar las normas de esa socialización, proteger y apoyar. Hacer saber a las personas que las entiendes, que son importantes para ti, que sabes que existen y reconoces aquello que hacen bien.
 Aun cuando no entiendas la conducta de otros, es posible acercarte a ellos y saber la causa de su comportamiento, esto es parte del dialogo, de la forma en que nos relacionamos en medio de creencias, paradigmas y representaciones mentales. Recuerda, la verdad es un universo en tornasol con  múltiples matices. No supongas respecto de otros, no programes sus respuestas, no impongas, ni idealices; porque las falsas expectativas pesan mucho. No adjudiques valor a las personas como si se tratara de objetos. Todos tenemos atributos valiosos y el derecho a alegrarnos, entusiasmarnos, motivarnos; llenarnos de esperanza, ilusión, risas. Aun cuando tú no estés del mismo ánimo.
Minimizar o ignorar los efectos de las ilusiones ficticias que a veces construimos, es necesario para continuar nuestro camino. Distinguir las virtudes de otros desde perspectivas reales es fundamental para evitar estos vahídos emocionales. Descubrirnos tal y como somos, sin publicidades engañosas respecto de nosotros mismos; sin generar expectativas de lo que no será. Proveernos de la realidad en su forma más simple, es el mejor regalo que podemos dar. Juzgar en la justa dimensión, si es que nos vemos impelidos a hacerlo; siendo siempre ecuánimes y sobretodo, saber valorar a los demás y aprender a entender como son.
¡Hazlo! La vida será mucho mejor.

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