Si siembras un gran árbol bajo un tejado, probablemente, este crecerá torcido y marchito, al no tener espacio ni luz donde crecer.
En la vida social, familiar y laboral nada es fruto del azar, siempre existirá una relación entre lo que hiciste y lo que vendrá enseguida. La suerte es solo un concepto. Quien juega lotería tendrá oportunidad de alcanzar un premio, quien no lo hace simplemente no ganará, tan simple como eso. El azar es en ocasiones la justificación para encubrir la realidad de nuestros desaciertos o incluso de nuestros grandes aciertos. Tan razonado que pareció convertirse en una norma de vida. Pero la realidad es que toda causa genera un efecto y todo efecto tiene origen en una causa.
Algunos lo ven como un “ajuste” de los pendientes para retornar a la armonía, como la compensación a las faltas cuando desconocías lo que sabes ahora. Empero, es preferible tomarlo como un aprendizaje. Por ejemplo: si estudias tendrás más oportunidades que otros, si eres decidido el éxito llegará y jamás te comparares con un puñado de “afortunados” que no hicieron nada y lograron algo. Recuerda que vives en un mundo de más de siete mil millones de habitantes, ya debes saber como es eso. Esfuérzate cada día por hacer las cosas de la mejor manera, olvida el azar y las intenciones de otros; si te hundes en arenas movedizas, la única manera de salvarte será tu propia habilidad. La vida no es un proceso correctivo en el que vas saldando tus cuentas. Eres un ser humano, la especie más hábil del planeta, y eso es suficiente para hacer las cosas bien.
Date cuenta de la correlación armónica entre tus vivencias, y las causas que las provocan y a veces crees ocultas, pero saltan a la vista. Si eres honesto, todos te creerán, si eres solidario, probablemente siempre cuentes con alguien que apoye tus proyectos. Si sabes dar amor y libertad, siempre tendrás a alguien a tu lado, si eres afectuoso recibirás el afecto de otros. Estas son leyes de la vida que saltan a la vista, por favor no intentes cambiarlas. Plantea cada experiencia como un proceso de crecimiento, sé honesto, olvídate de vivir en un lugar de fantasías que no tiene cabida dentro del mundo real. Enfócate en descubrir las causas no solo de tu pesadumbre, sino también de tu alegría, modifica unas y fortalece otras.
Enfrentas inconvenientes ¡por supuesto! ¿Quién no los tiene?
Si en tu vida fuiste ordenado, fiel, altruista, sincero; diligente, generoso. Desde ahora sabes que eso traerá una consecuencia positiva en tu vida, incluso así, aprende de esta experiencia y mejora.
Acepta de igual forma los reveses e identifica la causa de ellos. La vida a veces te presentará conflictos, que sin duda disminuirán ostensiblemente si eres una buena persona. No justifiques tus malos hábitos, y peor todavía no los endoses a otros; tampoco vayas por el mundo dándote golpes de pecho. Mejora, siempre mejora.
El objetivo de la vida es ser mejor, crecer, cambiar como una planta que siendo una pequeña semilla, crece fuerte para dar frutos y sombra. Toma todo aquello que te hace sufrir y utilízalo en tu favor, ya deja de quejarte, solo consigues molestar a otros y a ti mismo.
Toma las oportunidades y si las dejas pasar, entiende que habrá una consecuencia, del mismo modo que cuando las aprovechas, el resultado es positivo. No repitas tus desaciertos, una sola vez debería ser suficiente. Seguramente será doloroso, pero de ese modo iras aprendiendo.
Siempre que haya armonía en tu interior, se verá reflejado en tu exterior. Nadie nace colérico, celoso, descortés, amargado, malintencionado; ningún ser humano es así al nacer y solo los que van con una venda por el mundo creen que son rasgos de personalidad. Vive en armonía y la consecuencia de ello será regocijo y alegría
Así como no comes para un solo día, tampoco dejes de aprender todo el tiempo, y aplicar los nuevos conocimientos. No desdeñes ninguna enseñanza, aunque en ciertos momentos parezca doloroso.
Cuando consigas afinar tu conciencia y aceptar toda condición con serenidad, hallarás la armonía en las mismas situaciones donde antes encontrabas frustraciones.
Si eres una buena persona, no tendrás que exigir a otros que lo sean, esto llegara por añadidura. Toda respuesta a nuestro presente se encuentra inscrita en el pasado. Cada pensamiento o intención terminará volviéndose en contra o a favor tuyo.
Cada cosa que sembraste tendrás que recogerla tú mismo, aunque des mil vueltas para no hacerlo.
No te niegues a ver lo evidente, no es destino ni azar, lo que actualmente estás viviendo es la consecuencia justa de tus actos, y debes vivirlo para seguir aprendiendo.
Es cierto que podrías planificar tu futuro si leyeras mejor cada cosa que hiciste antes. Que tu vida puede ser maravillosa, es cierto, solo cuida lo que estas haciendo. Las buenas acciones vienen de la mano de los buenos resultados.
Somos el producto de una naturaleza que no actúa por azar, lo que comemos, bebemos y hacemos nos afecta. Aferrarnos a algo afecta, desprendernos también lo hace. Sabemos que reír es más gratificante que el llanto, como también conocemos las cosas que nos hacen bien o daño. Los deseos nos impulsan, este impulso nos hace actuar, y conforme nuestros actos será nuestra vida. De ahí la importancia de vivir sobre la premisa de los deseos reflexionados y no motivados por el simple impulso.
Mira a tu alrededor, ¿Quién piensas que es el gestor de tus júbilos y tristezas?
Por supuesto, Dios, te puso en este mundo, pero ahora ve y mírate en un espejo y encontrarás al único responsable de tus emociones y sentimientos. Conviértete en observador de tu propia vida, toma el control, y dirígete hacia donde quieres ir.
No te hagas esclavo de condicionamientos y miedos, recuerda que cada crisis está ahí para ayudarte a crecer.
Olvídate del azar o la suerte, quien decide es tu libre albedrío. Tenemos lo que creamos y nada es casual, no hay acontecimientos fortuitos. Todo ocurre como un proceso que depende de nuestra conciencia, y nuestras decisiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario