Serás más feliz, si tienes proyectos y objetivos en la vida, y te esmeras por alcanzarlos cada día. Indistintamente, de tu escala de anhelos. En cada espacio de tu vida, emprenderás con toda la energía, esa búsqueda y alcanzarás tus sueños.
Irás por el mundo avanzando con presteza hacia tus metas; regido por un impulso directamente proporcional a la importancia que tiene tu objetivo.
Lo buscarás y lo procurarás; te motivaras cada mañana. Serás proactivo, no permitirás distracciones, y te darás cuenta que tu destino es absolutamente bueno.
Buscarás el riesgo. En tu corazón latirá la aventura, te avocarás a la acción todo el tiempo, y esta te llevará al triunfo. Tolerarás decididamente el riesgo que implica tener éxito, serás coherente con tus pensamientos, y verás siempre ante ti, la posibilidad de triunfo.
Actuarás a favor de tus objetivos; sean de valor bajo, medio o alto. Y mantendrás control sobre ellos, porque el éxito es el único término que aguarda al final de tu camino.
Soportarás con entereza cualquier desacierto y frustración que plantee ese camino; infundiéndote de valentía, arrojo y valor. Te edificarás cada mañana como un triunfador.
El temor no será más que un vago recuerdo de tu mente; preservarás tu búsqueda, palparás tus sueños e invertirás la realidad. Para vivir en un mundo que parecerá mágico.
Alcanzarás tus metas, tus propósitos más básicos; encontraras las vías y herramientas para hacerlo. Es tu instinto natural; está dentro de ti. Serás tu mejor aliado, te proyectarás hacia la comodidad y ventura que siempre has anhelado.
Reafirmarás cada día tu objetivo, lanzándote a tomar lo mejor de la vida; edificarás una filosofía ganadora, en la que la vida no es un agobio, sino un placer.
Serás un ser racional, tus pensamientos se materializarán; crearas tu propia lógica, tu universo perfecto. Convertirás tus ideas en acción, en movimiento. Todo esto lo harás sin obsesionarte con la perfección; entenderás que como todos, puedes fallar, ¿y que? Simplemente, intentarás hacerlo de otra manera. Aprenderás que fallar no es equivocarse, por el contrario es aprender. Y aun cuando el temor que hace mucho dejaste atrás, intente volver, ya tu puerta estará cerrada para él.
Te sumergirás en emociones constructivas; en la plena sensación de la maniobra, de la tolerancia y la exigencia contigo mismo.
Te concederás el pleno derecho de aprender, de equivocarte y empezar de nuevo; tendrás un concepto muy alto de ti, de tu valía. Tolerarás la frustración como un impulso adicional que fortalece y motiva a correr riesgos mayores. Tus emociones serán dinámicas, capaces de tolerar vendavales; la vergüenza desaparecerá, asentirás que nunca existió, ni formó parte de tu vida.
Aquello que antes parecía una cuerda sostenida entre dos edificios; será a partir de hoy una carretera de veinte carriles, por la cual puedes conducir a tus anchas. Valorarás y afirmarás tus logros, y te reconocerás incondicionalmente, en tus desaciertos. Te aceptarás y no procuraras la aceptación de otros. Porque el afecto es natural, desinteresado y pleno.
Habitarás un mundo en el que te sientes fuerte, objetivo y focalizado en tus metas, y en todas las posibilidades que la realidad te plantea
Y grabarás en tu mente, como verdades de vida, las convicciones que tu nueva forma de ver plantea:
-Hoy, tomo el riesgo. Lo peor que puede pasar es que tenga que hacerlo de nuevo.
-Tengo todo por ganar. De lo contrario ganaré conocimiento.
Serás tremendamente dado al éxito, porque el fracaso es una paradoja desconocida.
En tu camino solo se visualiza la superación y el logro.
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