Los tiempos cambian, de eso no cabe duda. Y el siglo XXI es la mejor muestra de la trascendencia, que alcanza el tiempo en la forma de relacionarnos como sociedad. Hoy, de repente, y ante la mirada apesadumbrada de algunos. Esposas, esposos e hijos, dejaron de ser una propiedad, y se “convirtieron” en individuos con autonomía; incluso, y es esto una real bendición, los animales han empezado a recuperar sus derechos. El respeto a la individualidad parece ser la bandera de este nuevo siglo; en el cual como sociedad propendemos dejar atrás: los abusos sexuales, los violentos castigos; las corridas de toros, peleas de gallos, y matrimonios por “conveniencia” o por resignación. El siglo XXI, vino cargado de una capacidad elemental de elegir, lo que es bueno para mí; pero también ocuparme en lo que es bueno para otros. Estamos en la era de la psicología, de la información como derecho inalienable; de la experiencia individual como disfrute de si mismo. Y esta recomposición neuronal no deja de ser traumática para muchos; algo así como el encuentro entre el neardental y el homo sapiens, < todos sabemos cual fue el desenlace> Y con toda certeza esta “nueva” generación de humanos tendrá la supremacía. Individuos activos, en constante interacción con sus símiles, a veces desparpajados en sus apegos. Un mundo de “frees” relacionándose abiertamente entre ellos, ante la mirada aterrada de sus predecesores. Como todo, también la forma de relacionarnos va cambiando; adaptándose a las necesidades del nuevo andamiaje social. Aun cuando persisten conductas del pasado, cada vez menos padres buscan esposo para su hija y menos madres eligen la compañera ideal de su hijo; ahora se usa menos la correa, la rama o la alpargata y se dialoga mucho más con los hijos. Las mascotas dejaron de ser “desechables” y ahora existen códigos y normas que defienden sus derechos. Por supuesto, existen grandes diferencias entre regiones y países, pero no tengan duda, en menos de cincuenta años, la sociedad se habrá recompuesto en cada rincón del mundo. Cada vez mas personas deciden vivir solas, la familia es hoy, solo un reflejo nostálgico del pasado; la realidad nos plantea por el contrario múltiples estructuras familiares, todas ellas bastante saludables. Las relaciones de la sociedad actual no se basan en los sentimientos desde un punto vista tajante; el ser humano de hoy, es práctico, consiente de si mismo; capaz como individuo. Los conceptos de fidelidad y pertenencia eterna, dejaron de ser rígidos; para empezar a relativizarse. Y lo que parece un verdadero caos, resulta reconfortante para una sociedad que debe avanzar a otro ritmo. Que volvió a ser nómada, aunque solo sea a través de las redes sociales. Una generación que tomó su vida entre sus propias manos, apreciando el valor de las emociones, la libertad, el deseo y la búsqueda de felicidad.
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