lunes, 24 de septiembre de 2012

La Busqueda de la Felicidad

La felicidad es quizá la búsqueda esencial a lo largo de nuestra vida. Nuestros sueños y metas alcanzadas, formar una familia; desarrollarnos social y profesionalmente, apuntan en pro de ese objetivo. Pero definir el concepto de felicidad es una tarea tan ardua, como definir el amor, la libertad o la verdad. Y al igual que estas, sus formas y matices cruzan por los caminos de la filosofía, en un intríngulis que va de controvertido a complejo. Desde siempre hemos entendido el logro de la felicidad, como la finalidad misma de nuestra existencia; aquel estado ideal de plenitud y bienestar, que ansiamos sea permanente, pero que en ocasiones pareciera tan etéreo, y en otras, casi inalcanzable. De ahí que algunos aseguren que “no hay felicidad completa”.
De algún modo la felicidad o ese algo que consideramos es, parece estar compuesto no como un todo compacto y estable; sino por el contrario formarse de pequeños detalles que van emergiendo, a lo largo de los momentos vividos; y en oposición a nuestro deseo, vinieran provistos de brevedad, en una perpetua sucesión de ires y venires, a lo largo de la vida.
Además, no resulta poco discutible: ¿Dónde se encuentra la felicidad?
Puesto que para algunos estará en su profesión, para otros en la familia; otros la medirán en la balanza del factor dinero, los más espirituales en la búsqueda de la paz interior, y así, en diferentes campos disonantes unos de otros. De ahí que definir su forma y fondo resulte tan complejo.
La felicidad está profundamente coligada a la alegría, pero también a múltiples y diversas emociones, incluso, algunas que consideraríamos asociadas a otros aspectos del desarrollo psicológico y social, como: esfuerzo, reto, compromiso y dolor.
La felicidad pasa más por una búsqueda, que por la satisfacción misma de un deseo. Es construir y darse el tiempo necesario para formar relaciones armónicas con el entorno, disfrutar de la cotidianidad; de lo simple. Desarrollando una profunda intimidad, pero a la vez la confianza de integrarse al mundo; encontrando el tesoro de las pequeñas recompensas que trae cada día, y acertando en ello, el sentido vital de la existencia.
En conclusión, podríamos decir que la felicidad proviene de nuestra forma de ver y entender el mundo, integrándonos a este de manera sencilla; aprendiendo a regalarnos una sonrisa, en medio de nuestras debilidades y fortalezas. Porque al fin de cuentas estar vivos, debería ser razón suficiente para sentirnos felices.

2 comentarios:

  1. Excelente blog! Una escritura amena, sincera y muy emocionante!!

    Visita mi blog también! Saludos.

    Luciano S. desde Argentina.

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  2. Gracias Luciano, por tu comentario y desde yá, te sigo en tu blog.
    Un abrazo.

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