Desde tiempos ancestrales los seres humanos, propenden por dar la mejor imagen de sí mismos; a través de sus atavíos y de la forma en que se relacionan con otros. La belleza, el liderazgo y la popularidad, son herramientas que desde siempre, han estado implícitas en el logro de objetivos sexuales y sociales. En nuestra moderna sociedad actual esto no es tan distinto como pensaríamos; y las redes sociales son prueba de ello. Casi todas las personas que encontramos en facebook, hi5, linkedin, twitter, y google+, entre otras; ofrecen a su “red” versiones mejoradas de sí mismos. Incluso algunos admiten un anhelo de ser un “poco más” como su perfil digital; las mujeres intentan verse más atractivas, por su parte, ellos más inteligentes o divertidos.
Más de la mitad de las personas retocan su imagen on line, los hombres se esfuerzan en parafrasear opiniones profundas e interesantes y ellas en resaltar sus mejores atributos. Claro está, hay algunas sutiles diferencias entre países; en algunos de los cuales el usuario pondera la imagen de su familia e incluso sus mascotas, otros presumen de un aire intelectual, y algunos llegan a exhibir con donaire sus nuevas propiedades, viajes, eventos importantes, logros y conquistas.
Pero de una forma u otra, todos han llegado a colgar cuando menos una pequeña mentira, para sentirse mejores personas en un momento determinado; y en otros casos se llega incluso a tener diversas y distintas personalidades, a través de múltiples perfiles.
El fenómeno de las redes sociales es sin duda interesante: desde un pequeño grupo con amplio liderazgo quien ha promovido su rápido crecimiento, hasta la ansiedad y necesidad de reconocimiento que desarrollan algunos usuarios; la influencia de uno u otro género, la forma en que se suscitan ideas, opiniones, gustos y debates.
La influencia de este reciente mundo virtual es innegable en la sociedad, el marketing, la familia y en la política, entrando a formar parte de la cotidianidad.
Las redes sociales emergen como un enriquecido campo de estudio para antropólogos, sociólogos, psicólogos y demás profesionales de las ciencias del comportamiento, las cuales permiten de manera sencilla y relativamente económica estudiar y entender la forma en que nos relacionamos, nuestros gustos, creencias y necesidades.
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